Muchos de mis recuerdos más alegres son en la playa o en la
piscina de algún club y es gracias a mis padres que desde bebe me llevaban a
nadar e hicieron que yo me enamorara del agua. Podía pasar vacaciones enteras nadando,
no había nada más divertido para mí, eso hizo que el agua se convirtiera en una
parte muy importante de mi vida.
Es por eso que cuando hice mi
check - list sobre las cosas que quería para Thiago una de las más importantes
fue el aquabebe!
Quería que amara el agua tanto
como yo y que lo hiciera desde pequeñito,
pero la búsqueda de un lugar donde pudiera hacer mi sueño realidad no fue
fácil.
Las escuelas donde averigüé solo aceptaban bebes mayores de 6 o 9 meses, solo con la compañía de uno de los padres y su metodología era enseñarles a nadar, que no está mal, pero no era lo que yo buscaba.
Las escuelas donde averigüé solo aceptaban bebes mayores de 6 o 9 meses, solo con la compañía de uno de los padres y su metodología era enseñarles a nadar, que no está mal, pero no era lo que yo buscaba.
Lo que yo quería era un espacio
donde los tres pudiéramos participar, un ambiente donde todo se diera de manera
natural, pasando un momento divertido y en familia. Así fue como después de
tanta búsqueda encontré las clases de Estimulación Acuática Infantil de Tania Dueñas, quien
es Doula Certificada, Especialista en método AMNIO
y consejera en lactancia materna.
y consejera en lactancia materna.
Me puse en contacto con ella y
muy amablemente me brindo toda la información que necesitaba para el curso, también
me dio algunas recomendaciones como llevar toallas, sandalias, ropa abrigada
para después de la clase y algún juguetito para el agua, pero no me pidió ni
pañales especiales o ropa de baño para bebe, que si me habían pedido en otros
lugares. En las clases entendí porque no lo hizo.
Así fuimos los tres muy
emocionados a nuestra primera clase, al llegar nos alistamos y antes de entrar
a la piscina Tania me pregunto si Thiago no estaba más cómodo sin el traje de
baño, me dijo que lo podíamos meter calatito, me explico que los bebes cuando
están en el agua no se hacen ni pila, ni popo y así fue, en todo el tiempo que
estuvimos en el agua no tuvimos ningún problema con la higiene.
La primera reacción de Thiago al
entrar a la piscina fue abrazarme, mirarnos constantemente, y cuando se dio cuenta que papá y mamá no
irían a ningún lado empezó a chapotear, voltearse, explorar, agarrar su tortuga
de juguete, le encantaba esta nueva experiencia de libertad!
Mientras avanzaba la clase Tania nos
llenó de confianza e hizo sentir en familia, nos acompañaba y miraba paciente
nuestro descubrir en el agua, explicándonos la importancia del trato que debe existir entre el trío que acaba de nacer (nosotros).
Ya que la estimulación acuática en el primer año de vida del bebe es el más
importante.
Nos enseñaba con una serie de
juegos en los que el contacto físico, las caricias, el intercambio de miradas y
sonrisas hacían de ese momento una experiencia única, donde fortalecíamos
nuestros lazos de amor y confianza.
Al final de la clase sentí que
había encontrado todo lo que buscaba y más! Un espacio donde nos relajamos, disfrutamos,
llenamos de amor y seguridad. Hasta sentí una comunicación más fluida como
pareja con mi negrito, gracias al ambiente donde estábamos.
Nuestras clases han sido unos
momentos inolvidables, aquí les dejo algunas fotos para que vean cuanto
disfrutamos:
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